CELEBRACION DE LA EUCARISTÍA
APERTURA DEL IV CENTENARIO
PRESENCIA DE LOS AGUSTINOS RECOLETOS EN GRANADA.
10 DE OCTUBRE DE 2014
CELEBRACION DE LA EUCARISTIA
Monasterio del Corpus Christi. Iglesia de Sta. María
Magdalena, Granada.
CELEBRACION DE LA EUCARISTIA
Monición de entrada.
Con un renovado fervor y una gran alegría puesta en el
nombre del Señor, nos reunimos para celebrar la Eucaristía, memorial de la
muerte y resurrección de Cristo. Nos reunimos con una sola alma y un solo
corazón agradecidos a Dios, que tantos beneficios derrama sobre cada uno de
nosotros.
Con ésta celebración, queremos inaugurar el IV Centenario
de la llegada de los Agustinos
Recoletos a esta entrañable y querida ciudad de Granada. La festividad
de Santo Tomás de Villanueva, es una llamada a la santidad y centrar nuestra
mirada en los más pobres y necesitados de nuestro mundo. Natural de Fuenllana,
Ciudad Real en 1486, y murió en Valencia el 8 de septiembre de 1555.
Destacó como un gran religioso dentro de la orden
agustiniana, fue arzobispo de Valencia y derramó en buen perfume de Cristo en
un gran amor a los más pobres. Con sus escritos profundizó en el conocimiento y
en la búsqueda de la sabiduría divina. Su gran amor a la santísima Virgen
María, se puso de manifiesto en sus sermones y en una gran devoción a la Madre
de Dios.
Que el Espíritu del Señor, disponga nuestros corazones
para alabar y bendecir al Padre, por estos cuatrocientos años de entrega
generosa.
Se organiza la procesión de entrada. En primer lugar van
los acólitos con la naveta y el incensario, a continuación los ciriales y la
cruz alzada, los sacerdotes concelebrantes, y el celebrante principal. Mientras
tanto se canta el introito o canto de entrada.
Cuando llega al altar, el celebrante principal con los
ministros hace la debida reverencia, besa el altar y lo inciensa. Después se
dirige con los ministros a la sede.
Terminado el canto de entrada, el celebrante principal y
los fieles, de pie, se santiguan, mientras el celebrante principal dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El pueblo responde:
Amén.
El celebrante principal extendiendo las manos, saluda al
pueblo diciendo:
El Señor, que dirige nuestros corazones
Para que amemos a Dios,
Esté con todos vosotros.
El pueblo responde
Y con tu espíritu.
A continuación el celebrante principal invita a los fieles
al arrepentimiento.
Hermanos:
Para celebrar dignamente estos sagrados misterios,
Reconozcamos nuestros pecados
Celebrante principal
Señor ten misericordia de nosotros,
El pueblo responde:
Porque hemos pecado contra ti.
Celebrante principal
Muéstranos, Señor tu misericordia,
El pueblo responde:
Y danos tu salvación.
Celebrante principal
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
Perdones nuestros pecados y nos lleve a la vida terna.
Amén.
A continuación se canta el Kyrie y el Gloria.
Oración colecta
Dios omnipotente y eterno,
Suscita en tu Iglesia pastores llenos de fe y amor,
a ejemplo del
obispo santo Tomás;
y concede, por su intercesión,
que nos dediquemos asiduamente a cultivar la ciencia de la
verdad
y a practicar el servicio de la caridad.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
Buena es la oración con el ayuno.
Lectura del libro de Tobías. 12, 6-13
En
aquellos días, el ángel dijo a Tobías y a su hijo: bendecid al Dios del cielo y
proclamadle ante todos los vivientes, porque ha sido misericordioso con vosotros.
Es bueno guardar el secreto del rey, y es un honor revelar y proclamar las
obras de Dios. Buena es la oración con el ayuno. Mejor es hacer limosna que
atesorar dinero: porque la limosnas libra de la muerte y limpia el pecado,
alcanza la misericordia y la vida eterna. Los que cometen pecados y maldades
son enemigos de sí mismos.
Os
diré toda la verdad, no os ocultaré ningún hecho: cuando tu orabas con lágrimas
y dabas sepultura a los muertos; cuando dejabas la comida, para esconder de día
a los muertos en tu casa y sepultarlos de noche, yo presentaba tu oración al
Señor. Eras agradable a Dios, por eso tuviste que pasar por la prueba.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 111, 1-2.4-5.7.9
R/. Quien
se apiada del pobre presta al
Señor.
Dichoso quien teme al Señor
Y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
La descendencia del justo será bendita. R/.
En las tinieblas brilla como una luz
El que justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
Y administra rectamente sus asuntos. R/.
No temerá las malas noticias,
Su corazón está firme en el Señor.
Reparte limosna a los pobres;
Su caridad es constante, sin falta,
Y alzará la frente con dignidad. R/.
Segunda lectura.
Cristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los
Corintios.
8, 9.13-15;9,10-15
Hermanos: ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor
Jesucristo: siendo rico se hizo pobre,
por vosotros, para
enriqueceros con su pobreza. Pues no se trata de aliviar otros, pasando vosotros estrecheces; se
trata de igualar. En el momento actual, vuestra abundancia remediará la falta
que ellos tienen; y un día, la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así
habrá igualdad.
Es
lo que dice la Escritura: “al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía
poco no le faltaba”.
El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer,
os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra
justicia. Siempre seréis ricos para ser generosos, y así, por medio nuestro, se
dará gracias a Dios; porque el desempeño de este servicio no sólo remediará la
penuria de los santos, sino que hace que muchos den gracias a Dios.
Al comprobar el valor de esta prestación, muchos
glorifican a Dios: primero, porque habéis profesado vuestra fe en el Evangelio
de Cristo; después, por vuestra generosa solidaridad con ellos y de todos;
finalmente, porque rezan a Dios por vosotros con gran cariño, al ver el
extraordinario favor que os ha hecho. Demos gracias a Dios pro su don
inexpresable.
Palabra
de Dios.
Evangelio
Cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que
hace tu derecha.
Lectura del santo evangelio según san Mateo. 6, 1-14
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “cuidad de no practicar vuestra
justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no
tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas
limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en
las sinagogas y por las calles, con el fin de ser vistos por los hombres;
os aseguro que ya han recibido su
paga.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu
derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto,
te lo pagará”.
Palabra del Señor.
Homilía.
Se dice credo:
Creo en Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo,
su único Hijo,
Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios,
Padre Todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Oración universal.
Presentemos al Padre nuestras plegarias. En esta fiesta de
Santo Tomás de Villanueva, presentémosle nuestras peticiones y pidámosle que
nos bendiga con su amor. Oremos diciendo:
TE ROGAMOS, OYENOS.
1.Por el
Santa Padre el Papa Francisco,
a quien Cristo ha confiado la misión de confirmar en la fe a sus
hermanos. OREMOS AL SEÑOR.
2.Por la Iglesia entera. Por todos aquellos que, como
nosotros, viven y comparten la alegría de la fe de Jesucristo. Por esta Iglesia
local de Granada, por su Arzobispo Don Francisco Javier. OREMOS AL
SEÑOR.
3. Por los agustinos y agustinas recoletas que estamos en
Granada, por todos los religiosos y religiosas que día a día, ofrecen sus vidas
a Dios, como sencillo testimonio de fe y entrega. Por OREMOS AL SEÑOR
4. Por todas las tareas pastorales que la Provincia
atiende con solícito cuidado: por la Misión de Marajó, por los colegios y
centros educativos, por las parroquias y lugares de culto a Dios, por los pobres y enfermos, que sea
expresión de nuestra alabanza y agradecimiento al Padre por tantos dones
recibidos. OREMOS AL SEÑOR.
5. Por las vocaciones a la vida religiosa agustino
recoleta. Que El Espíritu de Dios siga llamando a muchos y a
muchas que vivan con ilusión y
radicalidad el carisma agustino recoleto. OREMOS AL SEÑOR.
6.Por los
miembros de la Fraternidad Seglar agustino recoleta, expresión viva del carisma
de la recolección agustiniana. Por los jóvenes miembros de las JAR. Que su amor a la orden y su generosa
entrega animen a muchos a compartir el ideal agustino recoleto dentro de la
vida secular. OREMOS AL SEÑOR.
7 Por todos los que sufren, aquí entre nosotros y en
cualquier lugar del mundo. Por los pobres y por los enfermos. Por los que viven
en la soledad y la tristeza. Por los que son víctimas del egoísmo o del afán de
dominio de los demás. Por nosotros, que estamos aquí reunidos celebrando la
Eucaristía en esta fiesta de Santo Tomás, y por nuestras familias, nuestros
amigos, nuestros difuntos. OREMOS AL SEÑOR.
Dios, Padre nuestro. Tú nos has dado en santo Tomás de Villanueva un modelo
fe y de fidelidad al Evangelio. Escucha nuestra oración y
haz que, siguiendo su ejemplo, te amemos siempre de todo corazón, y amemos
también muy de verdad a nuestros hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor.
LITURGIA EUCARISTICA
Presentación de ofrendas
Se organiza un procesión hacia el altar con los dones del
pan y del vino y otros dones que se ofrecen en el altar.
Pan y vino
Llevamos al altar los dones de pan y de vino, que se han
de transformar en el cuerpo y la sangre de Jesucristo. La Eucaristía es el
Sacramento de la unidad. En él expresamos nuestro amor al Señor y nuestro más
sincero agradecimiento por estos
cien años de presencia y alabanza al Padre.
Dones para los pobres
“Los pobres son el cuerpo de Cristo, al que podemos seguir
ungiendo con la unción de la piedad y la misericordia”. Estas palabras de Santo
Tomás de Villanueva, ponen de manifiesto su especial predilección por los más
pobres. Con estos dones queremos ofrecer el amor y la entrega hacia los más
necesitados de nuestro mundo.
Cirios encendidos.
“No hay mayor
consuelo, ni deleite más agradable que servir a Dios” (Santo Tomás de
Villanueva”). Estos cuatro cirios encendidos quieren expresar la vida y la
entrega de tantos y tantos hermanos nuestros, quienes a lo largos de estos
cuatrocientos años, han exhalado el buen perfume de Cristo en esta ciudad de
Granada.
Corona.
“la Virgen María fue signo de la alianza, porque por Ella
conseguimos la reconciliación y por Ella los hombres fueron engendrados para
Dios”. (Santo Tomás de Villanueva). Un amor tierno y cálido hacia la Virgen
María se desprende siempre en los sermones de nuestro santo a la Virgen María. María
es el mejor camino hacia Cristo. La corona que hoy ofrecemos expresa la mejor
actitud nuestra: que María sea el centro de nuestra vida.
El sacerdote se acerca al altar, toma la patena con el pan
y, manteniéndola un poco elevada sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este pan,
fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y
ahora te presentamos: él será para nosotros pan de vida.
Después deja la patena con el pan sobre el corporal.
Si no se
canta al ofertorio, el sacerdote puede decir en voz alta estas palabras, al
final el pueblo puede aclamar:
Bendito seas, por siempre, Señor.
El diácono o el sacerdote dice en voz baja mientras pone
vino y un poco de agua en el cáliz:
El agua unida al vino sea signo de nuestra participación
en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana.
Seguidamente el sacerdote toma el cáliz y, manteniéndolo
un poco elevado sobre el altar
dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este vino,
fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y
ahora te presentamos: él será para nosotros bebida de salvación.
Si el sacerdote lo ha dicho en voz alta, el pueblo
aclamará:
Bendito seas, por siempre, Señor.
El sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu
humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu
presencia, Señor, Dios nuestro.
Después inciensa las ofrendas y el altar. A continuación
el diácono o un ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.
Seguidamente
el sacerdote, a un lado del altar, se lava las manos diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
El celebrante se va al centro del altar y, de cara al
pueblo, dice:
Orad, hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro,
sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo responde:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para
alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa
Iglesia.
Después, el celebrante, con las manos extendidas, dice la
oración sobre las ofrendas.
Oración sobre las ofrendas
Que las ofrendas que te presentamos, Señor,
En la fiesta de santo Tomás,
Nos merezcan una vida iluminada por la ciencia
Y una ciencia enriquecida por la vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
En Santo Tomás de Villanueva nos has dado un ejemplo
singular de verdadero pastor y hermano
V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor.
R/. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque ofreces a tu Iglesia en Santo Tomás de Villanueva,
un ejemplo singular de verdadero pastor y hermano,
y reflejo admirable de tu amor y solicitud para bien de
los hombres.
Con su conducta, nos señalas el recto camino de la vida y
nos instruyes con la doctrina de su predicación.
Con sus escritos nos llamas a todos a vivir en el espíritu
donde habita la verdad,
Para que bajo la inspiración del santo amor,
se purifique nuestro corazón
y, bajo el influjo de tu gracia,
discurra limpio el manantial de aquel amor santo,
Que nos une a todos en Cristo con el vínculo de la
fraternidad,
haciéndonos vivir en ti, con unanimidad y concordia.
Por eso, unidos a los ángeles ya los santos,
Te cantamos un himno de alabanza, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo.
Plegaria Eucarística III
El celebrante principal con las manos extendidas dice:
Santo eres, en verdad, Padre,
y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor
un sacrificio sin mancha
desde donde
sale el sol hasta el ocaso.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las
ofrendas, dice:
Por eso,
Padre, te suplicamos
que santifiques por el mismo Espíritu
estos dones que hemos separado para ti,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y
el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que sean
Cuerpo y † Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y
Señor nuestro,
Junta las manos.
que nos mandó a celebrar estos misterios.
En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de
pronunciarse con claridad, como lo Requiere la naturaleza de éstas.
Porque él
mismo,
la noche en
que iba a ser entregado,
Toma el pan, y sosteniéndolo un poco elevado sobre el
altar, prosigue:
tomó pan,
y dando gracias te bendijo
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
"Tomad y comed todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros".
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego
sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el
altar prosigue:
tomó el cáliz
y,
dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus
discípulos, diciendo:
"Tomad y bebed todos de él,
porque éste
es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva, y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para el perdón de los pecados.
Haced esto en conmemoración mía".
Muestra el cáliz al
pueblo, lo deposita luego el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego dice:
Este es el sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven,
Señor Jesús!
Después el Celebrante principal con las manos extendidas,
dice:
Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu
mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia,
y reconoce en
ella la Víctima
por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad,
para que,
fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
y llenos de tu Espíritu Santo,
formemos en
Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
Concelebrante primero
Que él nos
transforme en ofrenda permanente,
para que
gocemos de tu heredad junto con tus elegidos:
con María, la
Virgen Madre de Dios, san José,
los apóstoles
y los mártires,
santo Tomás de Villanueva y todos los santos,
por cuya intercesión
confiamos obtener tu ayuda.
Concelebrante segundo:
Te pedimos, Padre, que esta víctima de reconciliación
traiga la paz
y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra;
a tu servidor, el Papa Francisco, a nuestro Obispo
Francisco Javier,
a los presbíteros y diáconos
y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los
deseos y súplicas de esta familia
que has congregado en tu presencia.
Reúne en torno a ti, Padre misericordioso,
a todos tus hijos dispersos por el mundo.
† A nuestros hermanos difuntos
y a cuantos murieron en tu amistad
recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos
de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos
por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo
todos los bienes.
Toma la patena, con el pan consagrado, y el cáliz y,
Sosteniéndolos elevados, dice:
Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama
Amén.
RITO DE LA COMUNION
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote,
con las manos juntas, dice:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
Con el Espíritu Santo que se nos ha dado;
Digamos con fe y esperanza:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes
caer en la tentación y líbranos del mal.
El Celebrante principal, con las manos extendidas, prosigue el sólo:
Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos
de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador, Jesucristo.
Junta las manos.
El pueblo concluye la oración aclamando:
Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria por siempre,
Señor.
Después el Celebrante principal, con las manos extendidas,
dice en voz alta:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
«La paz os dejo, mi paz os doy».
No tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia,
y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
El pueblo responde:
Amén.
El celebrante, extendiendo y juntando las manos, añade:
La paz del Señor sea siempre con vosotros
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
y añade:
Daos fraternalmente la paz.
Y todos, según la costumbre del lugar, se dan la paz.
A continuación se canta:
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
El Celebrante principal hace genuflexión, toma el pan
consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra la
pueblo diciendo:
Este es el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
Cena del Señor.
Y juntamente con el pueblo añade.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
A continuación tiene lugar la comunión.
El Celebrante principal ,una vez que ha terminado la
distribución de la comunión, de
pie en la sede o en el altar, dice con las manos extendidas:
Los sacramentos que hemos recibido, Señor, Dios nuestro,
Susciten en nosotros el espíritu de caridad
Que impulsó a Santo Tomás
A entregarse a la proclamación constante del Evangelio de
tu Hijo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
El pueblo responde: Amén.
Rito de conclusión
El Celebrante principal con las manos extendidas hacia el
pueblo dice:
El Señor esté con vosotros.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
La bendición de Dios todopoderoso,
Pa+dre, Hi+jo y Espíritu + Santo,
Descienda sobre vosotros.
El pueblo responde: Amén.
Luego, despide al pueblo diciendo:
Glorificad al Dios con vuestra vida. Podéis ir en paz.
El pueblo responde
Demos gracias a Dios.
Se organiza la procesión final, con el mismo orden que en
el comienzo.
VIGILIA DE PENTECOSTÉS 2014. PARROQUIA SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA
ESCUCHA DE LA PALABRA
Lector:
Nos
reunimos como los discípulos en el cenáculo, con María, la madre, y en la
Iglesia, para prepararnos a recibir el gran don de Dios, a Dios que se hace
Don, la “promesa del Padre”. En Pentecostés recordamos una de las experiencias
más importante que ha vivido la Iglesia: el Espíritu desciende sobre los
apóstoles, los llena de coraje y los envía a evangelizar, dando testimonio de
Cristo resucitado La imagen mejor del día de Pentecostés es la imagen de la
“nueva creación”. Es posible una nueva creación, es posible la novedad, es
posible el hombre nuevo, es posible la aspiración secreta que el hombre lleva
dentro, es posible una raza nueva de profetas que anuncien la obra de Dios en
el mundo, es posible la renovación interior del hombre es posible un NUEVA HUMANIDAD que nace llena
del Espíritu Santo.
En un ambiente de fiesta y de esperanza, sean
nuestras actitudes principales las de la pobreza, acogida y súplica intensa.
Pobreza porque sin el reconocimiento de nuestro
vacío no viene el Espíritu. Es el Padre de los pobres, no de los ricos. ( Entra
en escena una persona con un cartel: Pobreza)
Acogida porque el Espíritu viene con huésped, como
amigo, y hay que abrirle la casa con toda la disponibilidad. (Entra en escena una persona con cartel:
Acogida).
Súplica, que es hija de la necesidad y del deseo,
pidiendo con fuerza y con fe la venida del Espíritu a nosotros, a la comunidad,
a la Iglesia. (Entra en escena una persona con un cartel: Súplica).
Canto:
ORACION DEL POBRE
SALUDO DEL CELEBRANTE
En el nombre (+) del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo.
Hermanas y hermanos: La gracia de nuestro Señor
Jesucristo, el amor de Dios Padre
y la comunión en el Espíritu Santo estén con todos
vosotros.
INVOCACIONES AL ESPÍRIT U SANTO
(Lector)
Damos comienzo a nuestra celebración con una solemne
invocación. Como comunidad
reunida en torno a María, suplicamos el don del
Espíritu Santo que nos haga conocer
sus dones y nos conforte y fortalezca con ellos.
Envía, Señor, tu Espíritu para romper nuestras
ataduras.
Envía, Señor, tu Espíritu para derribar nuestras
barreras.
Envía, Señor, tu Espíritu para derribar nuestros
prejuicios.
Cantamos: Espíritu
Santo, ven, ven
(tres veces) en el nombre de Jesús.
Envía, Señor, tu Espíritu para curar nuestros
resentimientos.
Envía, Señor, tu Espíritu para que sepamos
acercarnos a toda persona.
Envía, Señor, tu Espíritu para que podamos ver en el
otro el rostro del hermano.
Cantamos: Espíritu
Santo, ven, ven
(tres veces) en el nombre de Jesús.
Envía, Señor, tu Espíritu para que trabajemos por la
paz.
Envía, Señor, tu Espíritu para que sepamos ver lo
que nos une.
Envía, Señor, tu Espíritu para que seamos
solidarios.
Cantamos: Espíritu Santo, ven, ven(tres veces) en el nombre de Jesús.
Envía , Señor, tu Espíritu para que fomentemos la
cultura del perdón y del diálogo.
Envía, Señor, tu Espíritu para que perdonemos
nuestras deudas.
Envía, Señor, tu Espíritu para que se superen las
guerras, los racismos y las desigualdades entre los hombres.
Cantamos: Espíritu
Santo, ven, ven (tres veces), en el nombre de Jesús.
ORACIÓN DEL CELEBRANTE
Dios misericordioso,
que has querido que celebráramos el misterio pascual
durante cincuenta días, renueva entre nosotros los prodigios de Pentecostés,
para que los pueblos, divididos por el odio y el pecado, se congreguen por
medio de tu Espíritu y, reunidos, confiesen tu nombre en la diversidad de sus
culturas.
Por nuestro Señor Jesucristo.... Amén.
PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA
1 Hechos 2, 1-4 “Al llegar el día de Pentecostés,
estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido,
semejante a un viento impetuoso, y llenó toda la casa donde se encontraban.
Entonces aparecieron lenguas como de fuego, que se repartían y se posaban sobre
cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo”.
PALABRA DE DIOS
Canto
RUAH
INVITACIÓN A LA ADORACIÓN
Por espacio de un tiempo (cinco minutos) el que
preside la celebración invita a todos los participantes a tener un tiempo de
silencio adorante...siguiendo el texto que ha sido proclamado, con las palabras
que se indican o con otras semejantes, según el grupo que se reúna...: “Estaban
todos en un mismo lugar...”¿Dónde estoy yo...? ¿Me encuentro cerca o lejos de
la comunidad de Jesús...? ¿Me siento perteneciente a su familia?...Oremos con
mucha atención pidiendo, el Espíritu que nos una y nos mantenga firmes en la fe
y perseverantes en la comunidad cristiana.
“De repente vino del cielo un ruido...”¿Qué ruidos
son los que llenan nuestro corazón?¿Qué voces llenan nuestro interior...? ¿Qué
deseos nos atrapan y arrastran...?
¿Busco el silencio como experiencia que me plenifica
y humaniza...? Oremos con insistencia pidiendo,
que el Espíritu que nos
sobresalte con su voz, que nos despierte de nuestros sueños...
“Semejante a un viento impetuoso...”: El viento, al
soplar mueve los árboles, empuja las velas de los barcos, hace rodar las aspas
de los molinos... ¡es movimiento! ¿Hay en mi vida movimiento...? ¿Hacia
dónde...? ¿Crezco... o estoy paralizado...? ¿Avanzo... o retrocedo...? Oremos
en esta noche pidiendo, que el Espíritu que nos mueve hacia Dios y hacia los
hermanos y nos hace crecer en fe y en caridad...
“Llenó toda la casa donde estaban...”: ¿De qué está
llena nuestra casa, nuestro domicilio particular...? ¿Abunda la comprensión...,
el diálogo..., el servicio..., el perdón..., la paz..., el respeto..., el
amor...? ¿O está lleno de tensión..., incomunicación..., egoísmo...,
desconfianza..., envidias..., críticas..., injusticias? Oremos en este momento
por nuestra familia pidiendo que el
Espíritu que llene nuestro domicilio de los dones del amor.
“Entonces aparecieron lenguas como de fuego...” : El
Espíritu del Señor se presenta unas veces como paloma, otras como viento,...
ahora como fuego. Es un fuego que ilumina, que calienta, que purifica, que se
expande... Oremos pidiendo el fuego de amor del Espíritu que nos ilumine porque
estamos a oscuras..., que nos caliente porque estamos fríos..., que nos
purifique porque estamos sucios...., que nos vivifique porque estamos como
muertos...
“Esas lenguas de fuego se repartían y se posaban
sobre cada uno...” Todos recibieron el Espíritu Santo. No quedó nadie sin el
don del Espíritu. Miremos ahora a nuestro alrededor... fijémonos en silencio en
los rostros que nos rodean... pidamos el don del Espíritu para cada una de las
personas a las que estamos viendo en este lugar... (se deja un tiempo)...
pidamos el don del Espíritu para aquel de entre nosotros que más lo necesite...
“Todos quedaron llenos del Espíritu Santo...”Oremos
pidiendo, que el Espíritu que nos llene de la vida de Dios, que nos transforme
porque no somos capaces de cambiar por nosotros mismos, que nos convierta en
los cristianos que hoy el mundo necesita, que nos convierta en hombres y
mujeres nuevos...
- Los dones del Espíritu Santo.
El Cirio Pascual encendido está situado en un lugar
visible. En el suelo, alrededor del Cirio Pascual, estarán colocadas siete
velas rojas apagadas representando cada una de ellas a los siete dones del
Espíritu. Al lado de cada vela estarán colocadas tarjetas con el nombre del don
que representa esa vela.
Los dones del Espíritu Santo
1. Sabiduría: Este es el Don del buen gusto que nos hace saborear y
gustar las cosas de Dios. Sabiduría es ver sabiamente las cosas, no sólo con la
inteligencia sino que, también, con el corazón, tratando de ver las cosas como
Dios las ve.
2. Inteligencia: Con este Don podemos conocer y comprender las cosas
de Dios, la manera cómo actúa Jesucristo. El Don de la inteligencia es una luz
especial que puede llegar a todas las personas y muchas veces tiene sus frutos
en los niños y en la gente más sencilla.
3. Ciencia: Este Don nos ayuda a descubrir la presencia de Dios en el
mundo, en la vida, en la naturaleza, en el día, la noche, en el mar, la
montaña. El Espíritu de Ciencia nos hace mirar a las personas y las cosas con
los ojos de Dios.
4. Consejo: Se trata de tener la capacidad de escuchar al Señor que
nos habla y tratar de discernir lo que El quiere y espera de nosotros. El Don
de Consejo nos ayuda a enfrentar mejor los momentos duros y difíciles de
nuestra vida.
5. Piedad: El Don de piedad nos permite acercarnos confiadamente a
Dios, hablarle con sencillez, abrir nuestro corazón de hijo a un Padre Bueno
del cual sabemos que nos quiere y nos perdona.
6. Fortaleza: Este Don nos da la capacidad de superar los momentos
duros y difíciles de nuestra vida. El ejemplo de Jesucristo, su pasión y
muerte, debe ser para nosotros un auténtico testimonio de fortaleza que nos ha
de llevar a superar nuestra debilidad humana.
7. Temor de Dios: Aquí no se trata de tenerle miedo a Dios, sino más
bien sentirse amado por Él. Con este Don tenemos la fuerza para vencer los
miedos y aferrarnos al gran amor que Dios nos tiene.
Se presentan los dones del Espíritu y cada uno
acude donde se encuentra el don del Espíritu que más necesita en estos momentos
de su vida. Permanece allí por un espacio de tiempo en oración. Se puede
retirar una vela pequeña simbolizando el don del Espíritu.
CANTO
SEÑOR ENVIANOS TU ESPIRITU
Una vez terminado este rito, todos vuelven a sus
lugares de origen de la celebración.
PETICIONES
Oremos al Espíritu Santo que se nos ha dado,
respondiendo a cada petición: VEN,ESPÍRITU SANTO
(dos lectores)
1º.Envía, Señor, tu Espíritu sobre toda la Iglesia,
y llénala de sus dones y sus frutos, para que busque siempre la voluntad de
Dios, y no utilice el argumento de estar asistida por el Espíritu para hacer su
propia voluntad.
2º. Envía, Señor, tu Espíritu para que acojamos con
responsabilidad los dones que nos das y los hagamos fructificar en bien de la
comunidad.
3º. Envía, Señor, tu Espíritu sobre todos los que
están en guerra o están divididos, para que aprendan a hablar la lengua de la
paz y del progreso.
4º.Envía, Señor, tu Espíritu para que trabajemos por
la unidad de todos, dentro de la rica pluralidad que los dones del Espíritu nos
da a cada uno.
5º. Envía, Señor, tu Espíritu sobre nuestra
comunidad parroquial de Santo Tomás de Villanueva, para que sea signo vivo y
creíble de la fraternidad que Dios Padre quiere, el Hijo nos enseña y el
Espíritu crea entre nosotros.
Oración: CANTADA
Ven Espíritu Santo, envía tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las
almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus Siete Dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.
Amén.
·
Testimonios.
·
Canto del Padre Nuestro.
PADRE NUESTRO MIRANOS
·
Bendición y Canto Final.
BENDIGAMOS AL SEÑOR
CELEBRACIÓN DE LAS PRIMERAS COMUNIONES DE LA PARROQUIA 2014.
GUIÓN LITÚRGICO
Monición
de entrada antes de comenzar:
Papá:
Nos encontramos reunidos como pueblo de Dios para participar en la primera
comunión de nuestros hijos. Estábamos esperando este día. Hoy, por fin,
nuestros hijos van a recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesús, a quien conocen
más y por eso desean estar con El.
Mamá:
Queremos unirnos a la felicidad de estos niños y niñas. Nosotros los padres,
familiares y amigos, todos unidos para alabar a Dios y darle gracias porque va
a venir por primera vez a sus corazones y en ellos quiere hacer su morada para
siempre. El día de su Bautismo nosotros nos comprometimos a enseñarles la fe en
Cristo Resucitado, hoy ellos quieren comprometerse por sí mismos a seguir a
Jesús y vivir su mensaje de amor.
Procesión
de entrada:
(En
la procesión van los acólitos, niños, sus catequistas, y el sacerdote.
Saludo
del sacerdote:
Todos
nosotros participamos en esta Eucaristía con fe. Un grupo de niños va a
participar plenamente por primera vez de ella. Vamos a mostrarles la felicidad
de compartir el cuerpo y la sangre de Cristo. Nos sentamos para recibidos.
CANTO
(La
catequista sube al ambón):
Catequista
Os presento a los niños que van a hacer
la primera comunión:
Niño:
Hoy
vamos a celebrar con vosotros, los mayores, nuestro primer encuentro con Jesús.
Vamos a ser el centro de esta fiesta grande.
Queridos
papás: Vuestra presencia en nuestra primera comunión queremos que sea de tal
forma que podamos aprender de vosotros la manera de participar en la Comunidad
Cristiana de ahora en adelante. Siempre nos habéis ayudado, por eso os pedimos
que nos acompañéis a encontramos con Jesús, no solamente hoy sino durante toda
la vida.
Al
estar presente entre nosotros nuestra Madre del cielo, la Virgen María, a la
que tanto nos habéis enseñado a querer, le decimos que os acoja a vosotros,
queridos papás, y que Ella presente a Jesús vuestros corazones de padres, junto
con nuestro cariño de hijos pequeños, para que crezcamos juntos en amor a
Jesús.
Catequista:
En
nombre de todos los aquí presentes os doy la bienvenida a la celebración de la
Eucaristía. A partir de hoy formaréis parte de nuestra reunión como miembros de
pleno derecho, y podréis comulgar como nosotros el Cuerpo y la Sangre de
Jesucristo, que es la manifestación de su amor salvador y del amor que hemos de
tener entre nosotros. Nuestra alegría es muy grande. Os pedimos que nos ayudéis
a todos a ser cada día mejores seguidores suyos.
Acto
penitencial:
Al
comenzar la Eucaristía, reconozcamos la misericordia de Dios y pidámosle perdón
por nuestros pecados.
Niño:
Estamos
aquí, Señor. Tú conoces nuestro corazón. Tú nos comprendes a pesar de nuestros
pecados. Eres el Dios bueno, con entrañas de misericordia. Señor, ten piedad.
Todos:
Señor, ten piedad.
Niño:
Estamos
aquí, Señor. Tú conoces las dificultades de muchos hombres y mujeres para creer
en ti, igual que conoces nuestra debilidad y nuestra tendencia a olvidarnos de
ti. Cristo, ten piedad.
Todos:
Cristo, ten piedad.
Niño:
Estamos
aquí, Señor. Tú nos tratas siempre con cariño a pesar de nuestros enfados y
confías en nosotros a pesar de que nosotros somos muchas veces desconfiados.
Señor, ten piedad.
Todos:
Señor, ten piedad.
Sacerdote:
Dios
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna. Amén.
Sacerdote:
Alabemos a nuestro Dios cantando todos
juntos el himno de alabanza:
Lecturas:
Monición:
Atención,
amigos, ahora es Dios quien nos habla. Las lecturas, el salmo y, sobre todo, el
evangelio son Palabra de Dios; sí, sí, Palabra de nuestro Padre Dios y de
nuestro hermano y amigo Jesús. Sus palabras son importantes porque nos ayudan a
saber cómo tenemos que comportamos para vivir como buenos cristianos.
LECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 1, 1-11
En mí primer libro, querido
Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en
que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el
Espíritu, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles
numerosas pruebas de que estaba vivo y, apareciéndose durante cuarenta días,
les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos
les recomendó:
-- No es alejéis de
Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he
hablado. Juan bautizó con agua; dentro de pocos días vosotros seréis bautizados
con Espíritu Santo.
Ellos le rodearon
preguntándole:
-- ¿Señor, es ahora cuando
vas a restaurar la soberanía de Israel?
Jesús contestó:
-- No es toca a vosotros
conocer los tiempos y las fechas y las fechas que el Padre ha establecido con
su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis
fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los
confines del mundo.
Dicho esto, lo vieron
levantarse hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban atentos
al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco que
les dijeron:
-- Galileos, ¿qué hacéis
ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os dejado para subir al
cielo, volverá como le habéis visto marcharse.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
SALMO 46
R.- DIOS ASCIENDE ENTRE ACLAMACIONES, EL SEÑOR, AL SON DE
TROMPETAS.
Pueblos todos, batid
palmas,
aclamad a Dios con gritos
de júbilo;
porque el Señor es sublime
y terrible,
emperador de toda la
tierra. R.-
Dios asciende entre aclamaciones,
el Señor al son de
trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey,
tocad. R.-
Porque Dios es el Rey del
mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las
naciones;
Dios se sienta en su trono sagrado. R.- |
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO
A LOS EFESIOS 1, 17-23
Hermanos:
Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de la Gloria,
os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de
vuestro corazón para que comprendáis cual es la esperanza a la que os llama,
cuál es la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cual es la
extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la
eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre
los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo
principado, potestad, fuera y dominación, y por encima de todo nombre conocido,
no solo en el mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies y lo dio a
la Iglesia; como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud de lo que
acaba todo en todos.
Palabra de
Dios
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO
SEGÚN SAN LUCAS 24, 46-53
En
aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
--
Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al
tercer día y en su nombre predicará la conversión y el perdón de los pecados a
todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Y vosotros sois testigos de esto.
Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad,
hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.
Después
los sacó hacia Betania, y levantando las manos los bendijo. Y mientras los
bendecía, se separó de ellos (subiendo hacia el cielo) Ellos se volvieron a
Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Palabra del Señor
Oración de los fieles:
Pidamos
a Dios, Padre todopoderoso, que alcance para estos niños todas las gracias necesarias para vivir en
plenitud su vida cristiana.
l.
Señor, te pedimos por el Papa Francisco, los obispos y los sacerdotes y por
todos los que formamos la iglesia de Jesucristo. Danos tu luz para que haya una
unión cada vez más fuerte y duradera entre todos, como la que quiere Jesús para
sus seguidores. Roguemos al Señor.
2.
Para que haya paz entre todos los pueblos, cesen la guerra y las peleas, y
todos colaboremos a hacer un mundo mejor. Roguemos al Señor.
3. Para que todas las personas que sufren o son
perseguidas encuentren en Dios su refugio y en nosotros encuentren solidaridad
y ayuda. Roguemos al Señor.
4. Para que la comunión del cuerpo y la sangre
de Jesús nos haga a todos mensajeros de la Buena Noticia: que Dios es un padre
bueno y alegre, y que nos quiere
infinitamente. Roguemos al Señor.
5.
Para que esta fiesta de primera comunión reavive en nuestras familias el
espíritu cristiano. Roguemos al Señor.
6.
Por nuestros familiares y amigos que hoy no están entre nosotros, pero que nos
acompañan desde el cielo junto a Ti. Roguemos al Señor.
Padre
nuestro, escucha nuestras oraciones. Haz que Jesús en la Eucaristía sea luz y
fuerza para renovar nuestra vida cristiana y perseverar en el camino de su
evangelio. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén
Procesión de ofrendas:
·
Pan y vino:
Jesús,
este pan y vino se convertirán en tu Cuerpo y Sangre que hoy recibiremos. Será
siempre nuestro alimento. Que siempre tengamos deseos muy grandes de acercarnos
cada domingo a recibirlo, porque tu nos lo entregas con mucho amor.
·
Ramo de flores:
Jesús
nuestro amigo, te ofrecemos estas flores; con ellas queremos expresar todo el
amor hacia ti, y también la alegría de éste día. Ellas son símbolo de nuestro
amor y alegría.
·
Una vela:
Señor Jesús, recibe esta vela como símbolo de
nuestro Bautismo y nuestra fe en ti. Con ella simbolizamos que tú eres nuestra
luz y siempre seguiremos tus caminos.
·
Sobres:
Jesús,
en estos sobres hay algo de nuestros ahorros, queremos ofrecértelos como
compromiso de ser generosos y compartir con los que menos tienen. La Eucaristía
nos compromete a estar más unidos a los que menos tienen y más necesitan.
·
Libros de catequesis.
Te
ofrecemos el catecismo en el que hemos aprendido a conocerte. Te presentamos
nuestras reuniones semanales de cada miércoles, la vida de nuestros
catequistas. Lo mucho que hemos compartido con ellos.
COMUNIÓN
(Los niños
comulgan bajo las dos especies y se sientan en sus sitios con total
recogimiento y devoción. Primero son ellos solos los que reciben la comunión,
con tranquilidad, uno de cada vez y después los demás fieles)
ACCIÓN DE
GRACIAS
Niño:
Señor, todo
lo hemos recibido de tu amor, todo es regalo tuyo, todo es expresión de tu
ternura, de tu bondad infinita. Gracias por habernos dado la vida y por
hacernos hijos tuyos. Gracias por la fe y por la suerte de tener como hermano a
tu Hijo Jesús. Gracias por nuestras familias, por nuestros amigos.. Y sobre
todo, gracias por tantas cosas que nos regalas, especialmente el poder comulgar
el cuerpo y la sangre de Jesús.
Niña:
Os damos
gracias por habernos acogido tan bien. Os damos las gracias sobre todo a
nuestros padres, por todo lo que nos queréis. También a nuestros hermanos. Hoy
estamos muy contentos y queremos que vosotros lo estéis también. A partir de
ahora vamos a necesitar más que nunca vuestro ejemplo para ser cada vez
mejores. Con vosotros a nuestro lado y con vuestra oración, seguro que nada nos
dará miedo; seguro que la vida será una aventura hermosa. Gracias a todos por
venir.
Padre: Hoy
hemos tenido la alegría de participar con nuestros hijos en su primera
Eucaristía. Nos han confiado al responsabilidad de ayudarles a crecer en su
vida cristiana. Nos comprometemos a continuar con ellos en el camino de la fe en
Jesucristo. Ayudarles y animarles a ser verdaderos testigos de su amor. También
a ilusionarles cada domingo para que celebren su fe viva la Eucaristía semanal.
Gracias por tantos dones y bendiciones.
Madre: Esta
alegría nos hará recordar este encuentro con Jesús que hemos vivido juntos.
Recordar es continuar con nuestro testimonio de fe cristiana, sincera, alegre,
comprometida. Queremos ser para ellos su primera escuela de fe. Ayudarles y
enseñarles que Cristo vive, está en medio de nosotros y nos ama.
Oración después de la comunión:
La propia del día.
Bendición.
Oración
a María:
Virgen
María, todos nosotros hemos recibido hoy por primera vez el Cuerpo y la Sangre
de tu Hijo. Estamos muy contentos y queremos que tú nos protejas y cuides
siempre. Por eso nos ponemos bajo tu protección y te decimos: Gracias Madre: tu
estás siempre con nosotros, nos acompañas siempre. Te bendecimos y te alabamos
porque eres una Madre buena, cercana, amiga. En este día tan especial, queremos
darte gracias y pedirte que acompañes toda nuestra vida. Agradecemos el don de
nuestros padres, hermanos y catequistas, que nos han enseñado a amar más a tu
Hijo Jesús. Bendita seas, Madre.
PARROQUIA SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA. GRANADA
“SAL A DARLO TODO”
Introducción
En esta vigilia de oración queremos
responder al deseo de Jesús de orar por las vocaciones:
«La
mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que
envíe obreros a su mies» (Lc 10, 2). En la pluralidad de vocaciones, signo de
riqueza y complementariedad dentro de la Iglesia, todos los creyentes somos
llamados a vivir siendo testigos del amor de Dios al mundo.
Nuestro
mundo y nuestra cultura necesitan ser nuevamente evangelizados.
Queremos pedir por la
Iglesia, que precisa tanto de vocaciones a proclamar, anunciar y formar en la
verdad del Evangelio, como de vocaciones que, con sus vidas, sean signos
visibles de la alegría y fecundidad del reino de Dios. Por eso, pedimos al
Padre que siga fortaleciendo la fe y la entrega de los consagrados, al servicio
del Reino, en la multiplicidad de los carismas.
Exposición del Santísimo
CANTO (Nada te turbe - Taizé)
Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene nada le falta.
Nada te turbe, nada te espante, solo Dios basta (bis).
Celebración de la palabra ante el Santísimo
PRIMERA LECTURA
Del Libro de Jeremías 1, 1-10.17-19:
«Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes de
Anatot, en territorio de Benjamín. Vino la palabra del Señor sobre él en
tiempos de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, el año decimotercero de su
reinado, y después en tiempo de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá, hasta el
final del año undécimo de Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá; hasta la
deportación de Jerusalén en el quinto mes.
El Señor me dirigió la palabra: Antes de formarte en el vientre,
te elegí; antes de que salieras del
seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones.
Yo repuse: –¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que solo soy un niño.
El Señor me contestó: –No digas que eres un niño, pues irás adonde yo te envíe
y dirás lo que yo te ordene. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para
librarte –oráculo del Señor–. El Señor extendió la mano, tocó mi boca y me
dijo: –Voy a poner mis palabras en tu boca. Desde hoy te doy poder sobre
pueblos y reinos para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para
reedificar y plantar.
Pero
tú cíñete los lomos: prepárate para decirles todo lo que yo te mande. No les
tengas miedo, o seré yo quien te intimide. Desde ahora te convierto en plaza
fuerte, en columna de hierro y
muralla
de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá,
frente a los sacerdotes y al pueblo de la tierra. Lucharán contra ti, pero no
te podrán, porque yo estoy contigo para librarte –oráculo del Señor–».
Palabra
de Dios.
SILENCIO
CANTO
EVANGELIO
(Mt
5, 13-16)
«En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Vosotros sois la sal de la tierra.
Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para
tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se
puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una
lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y
que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para
que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los
cielos”».
SILENCIO
Lectura
de un fragmento del Mensaje del papa Francisco en la Jornada Mundial de Oración por
las Vocaciones 2014
«Hoy Jesús vive y camina en nuestras
realidades de la vida ordinaria para acercarse a todos, comenzando por los
últimos, y curarnos de nuestros males y enfermedades. Me dirijo ahora a
aquellos que están bien dispuestos a ponerse a la escucha de la voz de Cristo
que resuena en la Iglesia, para comprender cuál es la propia vocación. Os
invito a escuchar y seguir a Jesús, a dejaros transformar interiormente por sus
palabras que “son espíritu y vida” (Jn 6,
63).
María, Madre de Jesús y nuestra, nos repite
también a nosotros: “Haced lo que él os diga” (Jn 2, 5). Os hará bien participar con confianza en un camino
comunitario que sepa
despertar en vosotros y en torno a
vosotros las mejores energías. La vocación es un fruto que madura en el campo
bien cultivado del amor recíproco que se hace servicio mutuo, en el contexto de
una auténtica vida eclesial. Ninguna vocación nace por sí misma o vive
por sí misma. La vocación surge del
corazón de Dios y brota en la tierra buena del pueblo fiel, en la experiencia
del amor fraterno. ¿Acaso no dijo Jesús: “En esto conocerán todos que sois
discípulos míos: si os amáis unos a otros” (Jn
13, 35)?».
CANTO
Como
el Padre me amó, yo os he amado, permaneced en mi amor, permaneced en mi amor.
Si
guardáis mis palabras, y como hermanos os amáis, compartiréis con alegría el
don de la fraternidad. Si os ponéis en camino, sirviendo siempre a la verdad,
frutos daréis en abundancia, mi amor se manifestará.
TESTIMONIOS
En este momento se proyectarán varias escenas de testimonios
vocacionales que existen en la vida de la Iglesia. Después de cada uno se
entonará un canto.
CANTO ENTRE CADA TESTIMONIO
SILENCIO
PETICIONES
Celebrante: Con la confianza puesta en Dios, convencidos de que el
Señor hoy sigue llamando y que nos da la gracia necesaria para responder,
elevemos nuestras peticiones:
• Por el papa Francisco y nuestros obispos, para que, a ejemplo de
Jesús, Buen Pastor, guíen a tu Iglesia por la senda del Evangelio. Roguemos al
Señor.
• Por los sacerdotes, para que sean siempre fieles testigos del
don recibido y transmitan el amor de Dios a todo el pueblo. Roguemos al Señor.
• Por los religiosos, para que sus vidas sean ejemplo de entrega,
confianza y cercanía con todos los que trabajan desde su propia espiritualidad
y carisma.
• Por los laicos, para que el quehacer de su vida diaria sepan
construir el reino de Dios y muestren al mundo el esplendor del Evangelio.
Roguemos al Señor.
• Por los misioneros, para que no se cansen de proclamar el
Evangelio en aquellos lugares donde más se necesita escuchar tu voz. Roguemos
al Señor.
• Por los matrimonios cristianos, para que la familia sea siempre
símbolo de fe, unidad y generosidad, y sus vidas sean testimonios para muchos
otros. Roguemos al Señor.
• Por todos aquellos que, tras escuchar la llamada de Dios, se
preparan en los seminarios y noviciados para, con generosidad y gratuidad,
entregar su vida al Señor y a los hermanos. Roguemos al Señor.
• Por los jóvenes, para que abran su corazón al Señor y sepan
descubrirlo en su vida y dar una respuesta a la llamada que Dios les hace.
Roguemos al Señor.
• Por todos nosotros, para que con la gracia de Dios respondamos
con generosidad y entrega a la misión que el Señor nos confía. Roguemos al
Señor.
Acoge, Padre, estas súplicas que confiados en tu bondad y
misericordia te presentamos. Haz que encontremos el profundo sentido de toda
vocación y que tu Iglesia se forje en la respuesta generosa
de sus miembros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
BENDICIÓN Y RESERVA DEL SANTÍSIMO
CANTO (Vaso nuevo)
Gracias quiero darte por amarme.
Gracias quiero darte yo a ti, Señor.
Hoy soy feliz porque te conocí.
Gracias por amarme a mí también.
Yo quiero ser, Señor amado,
como el barro en manos del alfarero
toma mi vida, hazla de nuevo
yo quiero ser un vaso nuevo (bis)
Te conocí y te amé,
te pedí perdón y me escuchaste.
Si te ofendí, perdóname, Señor.
Pues te amo y nunca te olvidaré.
DESPEDIDA
Celebrante: Señor Dios,
Padre Celestial, tu Hijo Jesucristo nos dijo: «La mies es abundante y los
obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies» (Lc 10, 2). Animados por estas
enseñanzas, te pedimos que envíes a tu Iglesia numerosas y santas vocaciones
para el sacerdocio, a la vida religiosa, al matrimonio, misioneros y al
apostolado laical. Consérvales fieles en su ministerio hasta el fin; y
concédeles, por tu Espíritu Santo, un gran amor a Dios y a los hermanos, para
que en su ministerio y en su vida busquen solamente tu gloria. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
BENDICIÓN FINAL
CANTO (MAGNIFICAT)
Yo canto al Señor porque es grande,
me alegro en el Dios que me salva,
feliz me dirán las naciones,
en mí descansó su mirada.
Unidos a todos los pueblos
cantamos al Dios que nos salva.
Él hizo en mí obras grandes,
su amor es más fuerte que el tiempo,
triunfó sobre el mal de este mundo,
derriba a los hombres soberbios.
Unidos a todos los pueblos
cantamos al Dios que nos salva.
No quiere el poder de unos pocos,
del polvo a los pobres levanta,
dio pan a los hombres hambrientos,
dejando a los ricos sin nada.
Unidos a todos los pueblos
cantamos al Dios que nos salva.
Libera a todos los hombres,
cumpliendo la eterna promesa
que hizo en favor de su pueblo,
los pueblos de toda la tierra.
Unidos a todos los pueblos
cantamos al Dios que nos salva.
E PENTECOSTÉS
El Espíritu Santo es el amor del Padre
y del Hijo. Un amor que actúa y se revela como inspiración, impulso, fuerza y
aliento de vida.
La Sagrada Escritura nos lo presenta siempre
en acción a lo largo de la historia de la Salvación. Todos los dones que
recibimos de Dios llevan el remite o la impronta del Espíritu. Es quien convoca
a la Iglesia, le da unidad, la dirige, la instruye y la impulsa a dar
testimonio de su fe.
Todos somos templos del Espíritu: de él
recibimos fuerza y energía para seguir a Jesús; bajo su soplo caminamos en la
fe.
Invocación:
V/. Ven, Espíritu Santo
R/. Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de
tu amor
V/. Envía, Señor, tu Espíritu y
serán creados
R/. Y
renovarás la faz de la tierra
V/. Con la ayuda del Espíritu Santo,
renovarnos nuestra entrega a Dios, apartando el mal de nosotros. Pedimos perdón
por nuestra debilidad... Y elevamos hacia él nuestra oración
Canto: Ven Espíritu de Dios
Ven, Espíritu de Dios, sobre mí,
cambiarás mi corazón.
1.- Toca mi debilidad,
toma todo lo que soy.
Pongo mi vida en tus manos
y mi fe.
Poco a poco llegarás
a inundarme de tu luz.
Tú cambiarás mi pasado.
Cantaré.
2.- Quiero ser signo de paz,
quiero compartir mi ser.
Yo necesito tu fuerza,
tu valor.
Quiero proclamarte a Tí,
ser testigo de tu amor.
Entra y transforma mi vida.
Ven a mí.
SALMO 138 (A
dos coros)
Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces
cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues
mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya,
Señor, te la sabes toda. Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco.
¿A dónde iré lejos de tu aliento?, ¿a dónde
escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo allí estás tú; si me acuesto en
abismo allí te encuentro; si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro
hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda, me agarrará tu
derecha.
Si digo: "Que, al menos la tiniebla me
cubra, que la luz se haga noche en tomo a mí, ni la tiniebla es oscura para tí;
la noche es clara como el día.
Monición a la
primera lectura:
El apóstol Pablo en su Carta a los Romanos
nos anima a vivir con esperanza los anhelos y los frutos de nuestra fe. Esta
actitud esperanzada la podemos sostener gracias al Espíritu Santo -garantía de
futuro- velador de nuestra fe, mantenedor de nuestros buenos propósitos y
hacedor de nuestras acciones. Él nos posibilita renovar la faz de la tierra,
sintiéndonos seguros en el Amor que nos envuelve.
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los romanos (8, 22 – 27)
Pues sabemos que la creación
entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. Y no sólo ella; también
nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en
nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo. Porque nuestra
salvación es en esperanza; y una esperanza que se ve, no es esperanza, pues
¿cómo es posible esperar una cosa que se ve? Pero esperar lo que no vemos, es
aguardar con paciencia. Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de
nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos inefables, y el que escruta los corazones
conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los
santos es según Dios.
Palabra de Dios.
Canto interleccional:
El Señor os dará
su Espíritu Santo.
Derramará todo su amor.
1.-Él
transformará hoy vuestra vida.
Os dará la
fuerza para amar.
No perdáis
vuestra esperanza.
El os
salvará.
2.-Él
transformará todas las penas,
como a hijos
os acogerá.
Abrid
vuestros corazones
a la
libertad.
3.-Fortalecerá
todo cansancio
si al orar
dejáis que os dé su paz.
Brotará
vuestra alabanza.
El os
hablará.
4.-Os
inundará de un nuevo gozo
con el don de
la fraternidad.
Abrid
vuestros corazones
a la libertad.
Monición al Evangelio:
En el contexto de una fiesta -Los
Tabernáculos- Jesús revela al Espíritu (al que identifica con el agua). Un
Espíritu que brotará con energía de la fuente, cuando el Señor sea resucitado.
En esta presencia limpia y vivificadora, hemos de ser para los hermanos
transparencia de la vida por la que apostamos y que el Espíritu nos da.
Lectura del Santo Evangelio según San Juan (Jn 7, 37 – 39)
El último día de la fiesta, el
más solemne, Jesús puesto en pie, gritó: «Si alguno tiene sed, venga a mí, y
beba el que crea en mí», como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de
agua viva. Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que
creyeran en él. Porque aún no había Espíritu, pues todavía Jesús no había sido
glorificado.
Palabra del Señor.
Homilía y
reflexión personal
Oración de los
fieles:
A cada petición respondemos: Danos,
Señor, un corazón acogedor.
Espíritu
Santo Creador, que al principio planeabas sobre las aguas, por tu soplo todos
los seres han recibido vida. Danos vivir según el Espíritu de Cristo.
Danos, Señor, un corazón acogedor.
Espíritu Santo Consejero, tú has revestido
con tu fuerza a los profetas para que rindieran testimonio de tu Palabra. Danos
valor para proclamarla nosotros cada día.
Danos, Señor, un corazón acogedor.
Espíritu Santo Poder, tú has acogido bajo tu
sombra a la Virgen Manía, y la preparaste para que llegara a ser la Madre del
Hijo de Dios. Danos esa docilidad creyente.
Danos, Señor, un corazón acogedor.
Espíritu Santo Consagrador, descendiste sobre
Jesús el día de su bautismo para que fuera consagrado como testigo fiel del
Padre. Otórganos ser sus discípulos.
Danos, Señor, un corazón acogedor.
Espíritu Santo Luz, que llevaste hasta el
desierto a Cristo y le asististe en la proclamación del Reino de Dios.
Asístenos cuando somos probados.
Danos, Señor, un corazón acogedor.
Espíritu Santo Defensor, descendiste sobre
María y los apóstoles, para enseñarles todas las cosas y conducirles a la
plenitud. Otórganos ansiar la plenitud de la Verdad única de Dios.
Danos, Señor, un corazón acogedor.
Signo del envío:
Introducción:
Desde la Vigilia Pascual, el
cirio Pascual ha estado presente en nuestras celebraciones, en él reconocemos
la presencia de Cristo resucitado y participamos de su vida resucitada y
resucitadora.
Ahora como a aquellos primeros
discípulos, su Espíritu nos anima a ser sal de la tierra y luz del mundo, a ser
testigos de esta luz en nuestros ambientes para comunicar la vida nueva que se
nos ha dado.
Los bautizados, por la gracia
del Espíritu, somos la presencia resucitada de Jesucristo en medio del mundo,
también le encontraremos presente allí donde los hombres y mujeres se aman y
trabajan por la justicia y la paz, también entre los pobres y oprimidos.
Vamos ahora a apagar este Cirio
Pascual, pero esta luz no se extingue sino que se hace presente en nosotros
"todos los días hasta el fin del mundo".
Pregón del Envío:
¡Salid, gente de mi pueblo!
Marchad, vosotros sois mis
Salid, gente de mi pueblo.
os esperan afuera.
Sed la expresión viva de
la amabilidad de Dios;
amabilidad en vuestro rostro,
amabilidad en vuestros ojos,
amabilidad en vuestra sonrisa,
amabilidad en vuestra
tarea y vuestra lucha.
Vosotros sois mis manos
para construir un mundo nuevo
donde haya más fraternidad
y justicia.
Vosotros sois mis labios
para anunciar a los pobres
la buena noticia de la libertad.
Vosotros sois mis pies
para acudir al lado de
tantos jóvenes y niños,
hombres y mujeres
que necesitan palabras y
gestos de ánimo.
Vosotros sois mi pasión
para lograr que todos los
hombres
vivan como hermanos.
Salid, gente de mi pueblo.
Id mas lejos,
la ternura será vuestro cántico
y la vida vuestra celebración.
¡Salid, gente de mi pueblo!,
y Yo os digo, palabra de Dios,
¡Yo voy con vosotros!
Padre Nuestro
Monición de despedida:
Después de celebrar con
efusión esta Vigilia de Pentecostés, somos conscientes de la responsabilidad
que tenemos: hacer que esta llama siga encendida en cada uno de nuestros
corazones para ser luz que alumbre a tantos hermanos nuestros que siguen
caminando en la tiniebla y la oscuridad.
Con el deseo de ayudar a
quien lo necesite y juntos salir al encuentro de la Luz Verdadera, nos
despedimos cantando:
Canto final: El
Señor ha estado grande
El Señor ha estado grande, a
Jesús resucitó;
con María, sus hermanos entendieron
qué pasó
Como el viento que da vida, el
Espíritu sopló,
y aquella fe incierta en firmeza
se cambió.
Gloria al Señor, es nuestra esperanza,
y con María se hace vida su Palabra.
Gloria al Señor, porque en el silencio
guardó la fe sencilla y grande con amor.
María, la Mujer orante.
Vigilia
de la Inmaculada Concepción 2013.
En esta noche, nos hemos reunido para orar junto a María. Son
muchos los aspectos que podemos destacar en la vida de la Inmaculada. Son innumerables los momentos y situaciones en
las que Ella tiene que desenvolverse para poder llevar a cabo la obra que el
Padre le encomendó.
Nos hemos reunido en oración, sólo en oración, con María,
para presenciar su actitud orante manifestada a lo largo de toda una vida. El
Adviento es un tiempo de esperanza, de salvación. De María nos viene Cristo, el
esperado de todos los tiempos. María se nos presenta como mujer orante en los
diversos momentos de su vida.
Tal vez, el encuentro con Ella en la noche, caldeará la vida
de oración personal y comunitaria de todos los que estamos aquí. No olvidemos
tampoco la dimensión de oración de intercesión que tiene esta vigilia. Dejémonos
cautivar por María.
Canto.
- María orante en la anunciación.
Monitor. Sin duda el gran momento de oración de María, donde
Ella se abre a la novedad de Dios, es en la Anunciación. Se abre a la voluntad
de Dios, a toda su existencia. Se abre
al Dios de su pueblo Israel, al Dios de sus padres. El Dios de las promesas que ahora encuentra eco
y fuerza en María. Se acerca a lo más profundo de su ser, y le propone ser
madre. Madre del Mesías, del esperado de todos los siglos. Ante esta llamada de
Dios, necesita entrar en oración. A través de ella, se va a realizar el
encuentro y el milagro.
LECTURA DEL SANTO
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1, 26- 38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una
ciudad de galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado
José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en
su presencia, dijo:
-- Alégrate, llena de gracias, el Señor esta contigo.
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo
era aquel. El ángel le dijo:
-- No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de
David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no
tendrá fin. Y María dijo al ángel-- ¿Cómo será eso, pues no conozco a varón. El
ángel le contestó:
-- El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del
Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará
Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha
concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para
Dios nada hay imposible.
María contestó:-- Aquí está la esclava del Señor; hágase en
mí según tu palabra.
Y la dejó el ángel.
Silencio.
Oración de María.
Porque, oh Dios, te has fijado en mí,
Soy pobre, humilde, escondida en éste rincón de la tierra.,
Por qué te has fijado
en mí
Tu me creaste, tu me diste el ser, me diste la luz,
Me diste una madre y una tierra.
Ahora me pides que sea la Madre del Salvador, del Mesías.
No comprendo, pero me fío
No sé cómo puede ser esto, pero respondo.
Aquí estoy, Señor.,
Que se haga en mí según tu voluntad
según tu quieres,
Confío en ti, me
abandono, me entrego a ti.
Que se haga en mí, Señor., como lo deseas
Silencio breve.
Ofrenda de la primera vasija de barro.
Ofrecemos esta vasija de barro transformada en oración con el
incienso humeante. Es la oración de María ante la propuesta de Dios. Dios
también nos pide a nosotros cosas a veces difíciles e imposibles. Respondamos
como María, desde la confianza, desde la entrega amorosa a los planes de
Dios. En esta noche, junto con Ella,
ofrezcamos al Padre nuestros deseos, proyectos, todo se lo ofrecemos al Padre.
Canto.
2. María orante en la Visitación.
Es sin duda uno de los pasajes más emblemáticos de toda la
vida de María. María sale de sí misma para encontrarse con su prima que ha
recibido la señal de Dios. Las palabras del Angel han de ser comprobadas y han
de ser celebradas. El encuentro de María con Isabel se transforma en una
hermosa liturgia de alabanza, pues de dicho encuentro irrumpe un himno
maravilloso, único, resumen perfecto del Evangelio: el Cántico de Magníficat.
María se pone en
camino con prontitud hacia la montaña para encontrarse con Isabel.
Texto de la Visitación.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1,
39- 45
En aquellos días, María se puso de camino y fue aprisa a la
montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En
cuanto Isabel escuchó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se
llenó Isabel del Espíritu Santo, y dijo voz en grito:
--¡Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto
de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto
tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
¡Dichosa tú que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
Palabra del Señor
Silencio.
Oración mariana.
Señor, me despiertas en la mañana,
Me despiertas para recoja mis pocos bienes y me ponga en
camino.
Lo poco que necesito. Me pongo en camino venciendo todos los
obstáculos,
El miedo, el qué dirán….
Los rumores de la gente, venciendo el qué dirán.
Me pongo en camino ya que hay que salir a tu encuentro
Tu obra maravillosa se está realizando también en Isabel.
Ella es signo y señal puesta por el Padre.
Lo dejo, no me importa lo que digan los demás.
Quiero serte fiel, quiero salir de mí misma para encontrarme
con el Dios de mi pueblo Israel. Ya no me pertenezco, ya soy tuya, Señor.
Silencio.
Ofrenda de la segunda vasija de barro.
Me llamas, Señor en la mañana. Me despiertas en el amanecer
hermoso de Nazaret.
Me llamas a la hora del canto del gallo, me llamas para que
me ponga en camino.
Aún es de noche, Señor, y me uno a la caravana de viajeros.
Voy contigo, adonde me llamas, al encuentro de mi prima que
me necesita. Con prontitud abandono mi casa, dejo a los míos, y voy hacia ti,
Señor.
Salir al encuentro del Señor implica salir al encuentro con
los demás, sobre todo con el pobre, con el que sufre, con quien más necesita de
nuestra oración y ayuda. Salgamos en esta noche al encuentro con María en el
rostro de los más necesitados.
Canto.
Tercer momento, María orante junto a la cruz.
La oración de María se hace fecunda e intensa en los momentos
de la pasión y muerte de Cristo. María, expectante ante lo que ven sus
ojos, y siente su corazón como Madre,
presencia el momento de la muerte de su Hijo. El momento más duro de toda su
vida.
Del Evangelio según san Juán.
Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio
llamado “de la Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo
crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y
Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito:
“Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos”. Leyeron el letrero muchos judíos,
porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en
hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a
Pilato:
No escribas: "El rey de los judíos", sino:
"Este ha dicho: Soy el rey de los judíos".
. Pilato les contestó:
Lo escrito, escrito está.
Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa,
haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una
túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:
No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le
toca.
Así se cumplió la Escritura: “Se repartieron mis ropas y
echaron a suerte mi túnica”. Esto hicieron los soldados.
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su
madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y
cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego, dijo al discípulo:
Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la
recibió en su casa.
Silencio.
Oración mariana
Dios mío, ¿qué ha hecho éste Hijo mío?.
¿Qué ha pasado con su vida? ¿Por qué tiene morir que morir en
la cruz? ¿Por qué, Señor?
Señor ¡Cuánto dolor! Sólo confío en ti porque sé qué todo
está permitido por ti, y tu estás detrás de todo este dolor y sufrimiento. Sólo me consuela la fe. Este Hijo que tengo
en mis manos es tuyo. Me lo diste y ahora te lo devuelvo ensangrentado, roto,
herido, muerto… ¡Cuánto dolor, Señor! Sólo espero en ti.
Silencio.
Ofrenda de la tercera vasija.
El momento de la cruz, el momento del Calvario, es sin duda
la prueba más grande la fe de María. La oración se hace intensa, profunda. Ella
ofrece al Hijo muerto y se ofrece a sí misma al Padre. Cuantas veces en nuestra vida, tenemos que
aceptar la incompresión, el sufrimiento,
el dolor, la tristeza. María sabe ofrecer a Dios estos momentos de dolor en su
vida, y sabe convertirlos en ofrenda al Padre.
Canto.
Cuarto momento, María presente junto a los
discípulos en la Pascua.
Ha resucitado el Señor, ha cumplido su promesa. Los
Discípulos junto a María están presentes en la llegada del Espíritu Santo. Ella
permanece en oración junto a ellos. Aguardan el momento de anunciar y proclamar
que Cristo vive y está en medio de nosotros.
Lectura del texto:
Entonces volvieron a
Jerusalén desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo
que se permite caminar en sábado.
Cuando llegaron, subieron a la sala superior, donde se alojaban Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás,
Bartolomé, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de
Santiago.
Todos ellos perseveraban unánimes en oración con algunas
mujeres, y María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Silencio.
Oración mariana:
¡Oh cuán bueno y cuán suave es tu Espíritu, Señor!. Aquellos
días intensos de oración con los tuyos. Aquellos días de paz, recordando tus
apariciones, suspirando por verte, ensanchaban mi alma. El Espíritu Santo llegó
sobre aquellos hombres que tu elegiste. Ya se había posado sobre mí, pero de
nuevo recibí la fuerza y el poder de tu misericordia. Allí estaba en medio de
ellos, en medio de tu Iglesia, para animarles, alentarles, escucharles… Allí me
pusiste Señor. Ellos fueron muy buenos conmigo. Tú les llenaste de dones y
ellos fueron capaces de confesarte hasta el final. Te doy gracias por cada uno
de ellos.
Silencio.
Ofrenda de la cuarta vasija.
Ofrecemos la cuarta vasija, la oración mariana en la Pascua.
Ella permanece fiel con los discípulos en el momento solemne de la venida del
Espíritu Santo. La presencia alentadora de María en los comienzos de la vida de
la Iglesia, anima y fortalece la fe de los apóstoles del señor. Que Ella siga
bendiciendo nuestra Iglesia, fortaleciendo nuestro amor y entrega a ti. Que
María se convierta en el modelo de todo creyente.
Final.
Estamos llegando al final de nuestra oración mariana en esta
noche. Ella es la Inmaculada Concepción, la llena de gracia, la mujer fuerte,
la mujer nueva. A ella le aclamamos y le bendecimos en esta noche con esta
preciosa oración.
Todos:
Ninguno del ser humano Como vos se pudo ver; Que a otros les dejan caer Y
después les dan la mano. Mas vos, Virgen, no caíste Como los otros cayeron, Que siempre la mano os dieron con que preservada fuiste.
Yo, cien mil veces caído; Os suplico que me deis La vuestra y me levantéis
Porque no quede perdido.
Y por vuestra concepción, Que fue de tan gran pureza, Conserva en mí la limpieza Del alma y del corazón,
Para que de esta manera Suba con voz a gozar Del que solo puede dar
Vida y gloria verdadera. Amén.
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