viernes, 20 de mayo de 2016

LA CELEBRACIÓN DEL CORPUS CHRISTI (Ignacio López-Atienza Martín)






     Tres jueves tiene el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión.
 
       El Jueves Santo y el día de la Ascensión son fáciles de comprender y, por lo tanto, de venerar.
Pero para entender la festividad del Corpus, quizás debamos indagar  un poco.
El inicio de esta solemnidad se remonta al siglo XIV, y fue creado con la intención de dar testimonio de la fe en Jesús, presente en la Eucaristía.
 
         Hoy día, sigue teniendo un mensaje que transmitir, un objetivo que cumplir.
Ese mensaje u objetivo no es otro que rememorar la Eucaristía, cuando Jesús convirtió el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo.
 
         Hay gente que, en comparación con la Semana Santa, ve el Corpus como un pequeño aperitivo, y no le da la importancia que realmente tiene.
Pero los que de verdad entienden el sentido de esta celebración, lo disfrutan y lo viven, lo sienten propio, porque lo es. La eucaristía es un sacramento que nos pertenece y nos une a todos.


         
En Granada, en el día del Corpus Christi, la custodia sale a pasearse por las calles de nuestra ciudad.
Este regalo de la Reina Isabel la Católica mueve a un gran número de personas, que abarrotan el recorrido de la procesión. Pero me atrevería a decir que más que notarse la cantidad de gente, es más sencillo percibir la fe de los presentes.

       Ya antiguamente, en los autos sacramentales se rendía culto a la Eucaristía.
Y es que no es para menos. Es una ocasión ideal para demostrar la fe en  Jesús.

        Pero, más que otra cosa, este sacramento es una oportunidad.
Para demostrar lo que somos, para demostrar cuánto  ofrecemos... En definitiva, para demostrar nuestra fe.
Y esta, es una oportunidad especial.
Se suele decir de las oportunidades que son como un tren. Que solo pasan una vez, y, si no te subes, lo pierdes.

         Pero el tren de la eucaristía, además de tener infinidad de vagones, siempre va a estar ahí. Puedes subirte, y te llevará por el buen camino, y además, estará ahí siempre para el siguiente.

     Aunque no  existe una fecha concreta para esta celebración, este año es en primavera, la última semana de mayo. Época en la que todo florece.  Por lo tanto, también debería florecer nuestra fe, ¿No crees?

 
       

       Bien, ahora que hemos profundizado en el Corpus, que te he explicado en qué consiste y cuando se celebra, ¿Por qué no explorar tu interior, encontrar tu fe, y volcarla en esta señalada fecha?
 
       Piénsatelo antes de decidir tomar parte o no de esta celebración.
Porque no sé tú, pero yo no veo semejantes oportunidades en una fiesta a las que hay en el Corpus. Estar con los amigos, disfrutar de un día libre y hacerlo todo confesando tu fe, es una oportunidad que no está al alcance de muchos.

HOJA DOMINICAL DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD



martes, 3 de mayo de 2016

VIVI LA SEMANA SANTA POR IGNACIO LÓPEZ- ATIENZA MARTÍN



En los últimos años, cantidad de jóvenes sale en Semana Santa, ya  sea en Sevilla, en Málaga, en Almería o aquí, en Granada.  Las calles siempre están inundadas de gente, y la mayoría son jóvenes que van en pareja, o un grupo de amigos. Podríamos decir que gran parte de estos jóvenes sienten la Semana Santa, y disfrutan de ella. Pero otra parte de la gente que sale, lo hace buscando el postureo.
En todas las fiestas surge este problema. Ejemplo de ello es la Navidad, época en la que se celebra el Nacimiento de Jesús, y que últimamente se ha materializado demasiado.

Lo mismo ocurre con la Semana Santa. Es un periodo en el que se vive la pasión de Cristo, desde su gloriosa entrada a Jerusalén, pasando por su sufrimiento, su crucifixión, y acabando en la resurrección a los tres días, como afirman los Evangelios.

Y debemos vivirlo así, pensando en Cristo, que dio su vida por nosotros, no para que “tengas una semana sin cole”. Cada día de la semana, dale algo de ti a Cristo.

El Domingo, lleva bien orgulloso tu hoja de palma, y aclama la llegada de Jesús, porque todo empieza ahora. El lunes, Cristo echó a los mercaderes del templo de Jerusalén, casa de su padre, así que ese día, podrías pasarlo con su padre, en su casa. El martes, recuerda que María lavó los pies a Jesús, así que tú puedes hacer algo mejor. Hazle sentir orgulloso demostrándole tu enorme fe. El miércoles, día en el que Judas inició su tradición a Jesucristo, demuestra que tú eres mejor, y dale tu cariño.

A partir del jueves suceden varias cosas muy importantes: Jesús y los doce apóstoles celebran La Última Cena, pero lo importante es que ese día Judas finaliza su traición, y Jesucristo es juzgado y encarcelado. Acompaña a Cristo este día en su difícil camino.

El viernes, con la corona de espinas, carga con su cruz, en la que después le crucificarán.
Apoya a Jesús poniéndote una carga encima, y llévala todo el día, como él hizo. El sábado Cristo lo pasa en el sepulcro. Llora su muerte, pues es el único que dio su vida por ti. Qué menos que eso.

El Domingo de Resurrección los que sientan la Semana Santa tendrán un pequeño conflicto. Por una parte, está la alegría de la resurrección, pero por la otra, su semana favorita está a punto de acabar.
Pero mejor acabarla feliz que triste, ¿No? Este es el día en el que puedes y debes estar más contento, porque tú señor ha vuelto para estar a tu lado, y te acompañará a cualquier sitio. En Cristo, hay un verdadero amigo.

Resumiendo, a los que les gusta la Semana Santa, no van a verla, la viven. Sé uno de ellos.


Ignacio López-Atienza Martín. Alumno de 3ºB Colegio Santo Tomás de Villanueva. Granada.