sábado, 19 de julio de 2014

ORAR CON MARÍA EN LA FISTA DE LA ASUNCIÓN



·        Ambientación de la oración:

Celebramos verano, más concretamente el día 15 de agosto la Asunción de Ntra. Sra. a los cielos, la Pascua de María. Se trata de la Fiesta mariana más antigua del calendario litúrgico de la Iglesia.  Es un día grande para todos los creyentes en Cristo, porque en María, una criatura como nosotros, celebramos el poder de la gracia y del amor de Dios. Ella ha sido coronada como madre de Dios y madre de todos los creyentes en Cristo.

Hagamos nuestra la presencia de María en la vida de cada creyente. Al contemplar a Cristo contemplaremos el rostro de María. Cristo y María se funden en un mismo amor, que hoy es manifestado en el dogma de la Asunción, en la glorificación de la Madre, de la Virgen Inmaculada, de la llena de gracia. Oremos con un salmo y un cántico que la piedad mariana ha puesto en la liturgia con un gran acierto.





·        Monición al salmo 121.

La presencia de la Hija de Sión, alegra la nueva Jerusalén que es inundada de color y de fiesta ante la llegada del Mesías. Nosotros, peregrinos en esta vida, nos ponemos en camino al encuentro de la ciudad santa de Jerusalén. Hemos sido salvados en Cristo, redimidos y sanados. María nos lleva a Cristo. Ella visita la ciudad en dos ocasiones: en la presentación en el templo y ante el cruz, en la tarde del Viernes Santo. Ella también recibe la noticia grande de la Pascua, y hoy toda la Iglesia celebra su Pascua.
Salmo 121

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies 
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada 
como ciudad bien compacta.
 Allá suben las tribus,
 las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel, 
a celebrar el nombre del Señor;
 en ella están los tribunales de justicia,
 en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
 haya paz dentro de tus muros,
 seguridad en tus palacios».
Por mis hermanos y compañeros,
 voy a decir: «La paz contigo».
 Por la casa del Señor, nuestro Dios,
 te deseo todo bien.


·    
Gesto La Orden de Agustinos Recoletos, de gran tradición mariana, canta todos los sábados y fiestas de la Virgen María, la Salve y la Antífona a San José. Hoy queremos entonarla de un modo especial. María, en el misterio de la Asunción, nos abre las puertas de los cielos, porque así como Ella ha sido glorificada, seremos también nosotros glorificados si queremos amar de verdad a Cristo. Unidos a toda la orden, y acompañando la Asunción de María la recitamos, con una vela encendida, unidos a la Orden Recoleta, y orando por las vocaciones a la vida agustino recoleta.

 
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida y dulzura y esperanza nuestra:
Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos
y, después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh dulce Virgen María!

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