Todo sobre la parroquia de los agustinos recoletos en Granada
lunes, 24 de noviembre de 2014
lunes, 17 de noviembre de 2014
sábado, 15 de noviembre de 2014
ABRIMOS LAS PUERTAS AL ADVIENTO
¡¡¡ ABRID LA PUERTA, VIENE EL SEÑOR!!!.
Ante tanto acontecimiento que se nos
presenta en la sociedad, ante tanta realidad a veces desconcertante, es buena la luz que nos destella la Fe.
Porque cuando el hombre vemos que ha
perdido el rumbo del sentido de su vida,
Jesús, con su nacimiento, le trae la posibilidad de reencontrarse a sí
mismo en la humildad y en la esperanza.
En cierta ocasión un joven presumía de
gustarle empaparse debajo de la lluvia. Pero lo cierto era que, cada vez
que llovía, desplegaba un gigantesco paraguas para protegerse de ella. Un buen
amigo se le acercó y le dijo: “oye..si quieres mojarte de verdad..¿por qué no
cierras el paraguas?”.
El mensaje del Adviento, nos exige replegar el paraguas de
nuestra incredulidad y del relativismo: ¡qué más quieren las ideas dominantes
que releguemos a un tercer plano a Dios!. Y la actitud más apropiada es,
precisamente, dejarnos empapar totalmente por esa gran novedad que Jesús nos
trae: DIOS. Por el ambiente (no exterior de la navidad) y sí de los
sentimientos que genera el sentido auténtico de estos próximos días: JESUS.
Ante la próxima Navidad no podemos contentarnos con cumplir
un simple expediente como cristianos o de escuchar más o menos la Palabra de
Dios. Lo importante es que nos volvamos totalmente a EL.
- Palabra de Dios.
El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el
páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y
alegría. Tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarón. Ellos
verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios. Fortaleced las manos
débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes de corazón:
-- Sed fuertes, no temáis.
Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en
persona, resarcirá y os salvará. Se despegarán los ojos del ciego, los oídos
del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo
cantará. Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sión con cánticos: en
cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se
alejarán.
Gesto: El Adviento está lleno de buenos anuncios: Llega
Navidad, es tiempo de paz, el Señor viene a salvarnos, feliz Navidad… Los
cristianos solemos dar pocos anuncios cuando nuestro mundo esta lleno de
publicidad. Como gesto para el Adviento, nos comprometemos a comunicar la gran
noticia del Dios que viene para quedarse con nosotros. Llenemos nuestra vida de
buenos anuncios: en la calle, con la gente, con la familia, con los amigos, a
través de la redes sociales. Necesitamos buenos anuncios.
Oración para el Adviento.
Él viene
en su Palabra,
en su
Espíritu que nos da la fe,
en los
sacramentos de la Iglesia,
en las
luchas y alegrías de la vida,
en cada
uno de nuestros hermanos,
sobre
todo en los más pobres y sufridos.
Hay que
saber esperar a Dios.
Hay que
saber buscar a Dios.
Hay que
saber descubrir a Dios.
Abramos
los ojos de la fe,
abramos
los brazos de la esperanza,
abramos
el corazón del amor.
Dios viene, de María Virgen,
La llena de gracia, la bendita entre todas las mujeres.
Dios viene.
lunes, 10 de noviembre de 2014
HOMILÍA DEL SR. ARZOBISPO DE GRANADA EN SU VISITA A LA PARROQUIA DE SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA
“Gracias Señor, porque nadie está excluido de tu
misericordia”
Martes, 08 Julio 2014
Homilía de Mons. Javier
Martínez en la Eucaristía celebrada en la parroquia de Santo Tomás de
Villanueva, en el marco de su visita pastoral el 4 de julio de 2014. La
Eucaristía se celebró tras una intervención de nuestro Arzobispo sobre la
comunidad cristiana.
Queridísima Iglesia del Señor,
muy
queridos sacerdotes concelebrantes:
La verdad es que no hay que tener
temor, después de lo que os he explicado de la Eucaristía, de que cualquier
palabra (...) sobra y lo estropea. Sólo dos pensamientos que nos iluminan lo
que estamos viviendo, lo que vivimos cada vez que acontece el don de Dios, que
acontece esa irrupción de la vida divina en nuestra vida cotidiana, en nuestra
vida real, llena de preocupaciones y de cosas.
La primera lectura -la del profeta
Amós- es una de esas lecturas fuertes, donde pone delante de los ojos del
pueblo las injusticias que hace que Dios no les escuche y las injusticias en
las que viven. ¿De qué nos habla eso? A nosotros, hoy, cristianos, en un
contexto distinto, nos habla también del modo como vivimos esta vida, como nos
jugamos la relación con Dios: que la relación con Dios no es algo limitado a
unos espacios, al ámbito del espacio de la Iglesia, o al ámbito del espacio del
domingo, o de los actos de piedad que hacemos, sea en nuestra casa, sea en la
Iglesia o en otro lugar, sino que el lugar donde se juega la presencia de Dios,
la salvación, la novedad que Cristo nos da es en la vida real. Es allí donde,
(...) en cosas muy sencillas, en el modo de mirarnos unos a otros, en el modo
de acercarnos y de tratarnos unos a otros, en el modo en que todas las cosas de
nuestra vida, cuando uno sube a un autobús y saluda al autobusero, puede
mirarle a la cara o decirle buenos días con una sonrisa. Yo no he montado mucho
en autobús, (...) pero recuerdo años enteros en los que todos los días cogía el
metro y recuerdo que una vez uno de los del metro me dijo: "Es usted la
única persona que me ha dado los buenos días por las mañanas, todo el mundo va
tan corriendo (en Madrid), al metro"; dejabas allí la moneda y cogías el billete...
O uno le nota ojeras a la vendedora del supermercado y le dices: "Hija
mía, qué ojeras tienes, ¿estás cansada?, ¿cuántas horas llevas?". Mil
detalles que hacen la vida humana más atractiva, más bella, que hacen nuestras
relaciones humanas. Y yo sé que estamos en un mundo donde una persona puede
tener un accidente en una ciudad (quizá no Granada, pero como Madrid) y estar
20 minutos pasando coches y no parar ninguno, porque uno tiene prisa, porque es
un lío, porque entonces voy a tener que terminar yendo al juzgado, por mil
razones, no entro.
Cómo en nuestra vida cotidiana
podemos, Señor, Tú, que irrumpes en ella, con ese regalo tuyo, con ese don de
tu amor sin límites; (...) seremos limitados, por eso tenemos que pedir perdón
todas las noches y todos los días de nuestra vida, por eso acabamos de pedirle
al Señor perdón, pero que, como tensión, como deseo, que en toda nuestra vida,
en nuestras relaciones con el tendero, con el vecino, con el portero, con
aquella persona que me mira mal, y a la que, sin embargo, puedo estarle
sonriendo y saludando... Algún día el amor disolverá el hielo de ese mal, en
esta vida o en la otra...
Y la otra frase que a mí me conmueve
en las lecturas de hoy, cuando el Señor dice: "No he venido a llamar a los
justos, sino a los pecadores". Pues gracias, Señor, por la parte que me
toca. Es decir, gracias porque no hay nadie excluido de tu misericordia.
Gracias porque eres nuestro médico. (...)
+
Javier Martínez
Arzobispo
de Granada
miércoles, 5 de noviembre de 2014
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