El día 10 del
mes de octubre, celebramos la festividad de Santo Tomás de Villanueva, patrono
de nuestra Provincia religiosa y un gran santo que supo enseñarnos el amor de
Dios a través de la misericordia. Precisamente en este año santo de la
Misericordia, queremos traer a la consideración de nuestros lectores de Santa
Rita, como el Santo Castellano, nos enseña también a orar.
Para Santo Tomás de Villanueva hay
cuatro caminos indispensables para hacer oración: “Es un levantamiento del alma
a Dios, y para ser oída requiere en el que ora tener gran humildad de corazón,
gran confianza de lo que se va a alcanzar, que sea provechoso para el bien de
su alma y la cuarta es la perseverancia en la oración.
El Santo también nos advierte varias cosas que impiden llevar a
cabo dicha oración y encuentro con Dios: La soberbia, los vicios que nos
apartan de un camino adecuado de relación con Dios, la carencia del dominio de
nuestras pasiones y la falta de amor.
Santo Tomás de Villanueva, fiel a una respuesta generosa de su
persona a Dios, es serio y consecuente a la hora de establecer una serie de
criterios fundamentales para todo aquel creyente que quiera iniciarse en el
camino de la oración. El creyente necesita abrir toda su persona al amor de
Dios, dejar que él vaya adueñándose poco a poco de todo su ser, sintiéndose
invitado a ser cautivado por el Espíritu Santo que habita en el alma de todo
creyente.
Esa apertura al amor de Dios, hace
que poco a poco todos los deseos, y más tarde todos nuestros actos se
transformen en una realidad tan sublime como es tener la misma mente, los
mismos criterios de Cristo.
Nada de esto, dice santo Tomás puede
realizarse si no es por el amor. Avanza en la oración quien camina en el amor,
y quien ama de verdad, siente en su propia persona el amor de Dios. Por amor a
Dios hay que dejar a un lado tantas cosas, tantas situaciones de nuestra vida
que hacen que estemos siempre muy flacos en el camino de la oración. El apego a
tantas cosas innecesarias, el apego incluso a personas, mendigando estima o
cariño a cualquier precio, el deseo frívolo de una vida que parece estar en el
camino de Dios pero que se convierte en sendas tortuosas y difíciles. Todo esto
nos dificulta, según santo Tomás, avanzar en el camino de la oración.
El distingue dos modelos de hacer
oración: el sensible y el profundo. El camino de lo “sensible”, se basa en una
apertura de nuestra persona a Dios, que
no logra transformar el interior del creyente. El “profundo” es un camino más
lento y seguro y se acompaña con una adecuación de nuestra vida a la vida de
Cristo. El segundo camino va acompañado de varias etapas de conversión y
entrega a Dios, a la vez que tiende a un rechazo de todo aquello que no es de
Dios y que no aparta de su camino.
Finalmente, Santo Tomás insiste en
la caridad como el mejor itinerario para andar seguros en oración. Como dice el
salmista:“Dichoso el que se apiada y presta, su recuerdo será perpetuo”, el
amor a Dios y al prójimo se convierte en el camino más seguro para hacer
oración. Quien da, se da a Dios y a los demás, y Cristo halla en él un puerto
seguro donde habitar. La caridad es el camino verdadero para crecer en oración,
para caminar seguros en la Verdad.
Aprendamos de Santo Tomás de Villanueva
a crecer en oración. El nos muestra un camino seguro, cierto, sincero para
crecer en amor a Dios. Dejemos que sus palabras y su ejemplo nos ayuden a estar
muy ciertos de lo que Dios quiere de cada uno de nosotros.
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